Vinculación del arte con la problemática social
Hablar sobre la vinculaciónconstante del arte con la problemática social es sobreabundar sobre algo que hadejado a ser algo cuestionable. Arnold Hausser, en su “Historia Social de la Literatura y del Arte”,advierte que los fenómenos artísticos van en consonancia con el contextohistórico social y con los fenómenos socioeconómicos y concluye diciendo que lasartes carecen de autonomía ya que los factores materiales que las forman tienenuna fuerte interdependencia, y que el artista se va construyendo a partir de factores naturales,generacionales y culturales. Respecto a esto convendría aquí señalar tresaspectos:
Que si bien lanaturaleza es anhistórica, invariable y estática ante los procesos culturales yaunque no sea un determinante directo de la cultura, éstos no se desarrollanindependientes, siempre existe un secreto vínculo entre el paisaje y la raza.
Que a lasgeneraciones las definen los intereses comunes sin importar las edades.
Que cultura es elconjunto de todos los actos en una comunidad. Cualquier práctica que supere lanaturaleza biológica será considerada una práctica cultural. Es el almaimprecisa y profunda de los pueblos.
Todos los hechossociales, hambrunas, bonazas, guerras y demás conflictos, las corrientes depensamiento filosófico, político o económico, las manifestaciones artísticas,están fuertemente relacionados entre sí. Ninguno de ellos se halla desvinculadodel resto. No es posible hablar de política sin tener en cuenta a la economía, lamoral, la religión o las creencias de la época, por ejemplo. De igual forma,tampoco es posible considerar asépticamente al arte aislado de su contexto.
El sociólogoalemán Max Weber ya había señalado a comienzos delsiglo XX: “…el hombre es un animal inserto en tramas de significación que élmismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis dela cultura ha de ser, por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa enbusca de significaciones”. Para Xavier Dupui, la cultura se trata de algosubyacente al conjunto de actividades económicas y humanas, por lo tanto es unmotor económico y de identidad, aun cuando sea difícil o imposible medir sucontribución.
Desde el nacimientoel hombre se somete al proceso de aprendizaje, de adquisición y jerarquizaciónde conocimientos que finalmente lo convertirán en un individuo social. Es en elcurso de esta socialización que se diferencia progresivamente su forma de verla vida, sus gustos, su escala de valores, lo cual dará lugar al crecimiento deseres diferentes que, con el libre albedrío, constituirá la base de los cambiosque hacen de la cultura un proceso por demás dinámico.
De este modo llegamosa la idea de que la cultura es una producción colectiva en constantemodificación, transmitida de generación en generación, por lo que no deberíaconsiderársela como un bien individual y apropiable, lo cual invalida losconceptos de “culto” e “inculto”. El europeo “civilizado”, a su llegada aAmérica, por ejemplo, en una actitud discriminadora tildó de “salvajes” a losnativos por el sólo hecho de ser distintos a ellos, que eran los “civilizados”.En todo caso habría que referirse a “diferencias culturales”.
Entre el conjunto deseres que conforman la sociedad, habrá quienes posean el talento y la inventivasuficiente para producir hechos artísticos, algo que, téngase en claro, nodepende sólo de la voluntad del artista ni de geniales destellos de inspiracióndivina. Por el contrario, se trata de una construcción histórica y social quedemanda trabajo, tiempo y esfuerzo.
Pero ¿qué es elarte? En el intento de contestar tan complejo interrogante e imposibilitados deencerrar al sujeto en cuestión dentro del hermetismo de una definición, digamosque se trata de un fenómeno social que posee la extraña virtud de desairar acada paso los principios de la lógica. Platón lo consideraba como la expresiónde las partes emotivas e indisciplinadas de la naturaleza humana y como tal,decía, debería desalentarse en interés de las ideas y virtudes racionales. Sepodría agregar que elarte es la resultante de una actividad espiritual del hombre, fuertemente influida por el contextohistórico, que reflejala realidad a través de imágenes artísticas, y que lo satisface al responder a sus necesidades estéticas.
Como un viento impetuoso, nace de unafuerza instintiva en la soledad del artista. El escritor, en nuestro caso, agobiado por lanecesidad de dirigirse a su mundo, en su tiempo, recorre los entresijos del idiomay el ingenio y en un acto de libertad pero también de conciencia histórica, aunqueno lo perciba, toma posición frente a la realidad social, la penetra, abreva enella y finalmente suelta su obra. Sin embargo lo que refleja no es la realidaden sí sino otra, una modificada, elaborada. No habrá para él más que larealidad artística creada por su cerebro. Ya en 1928 André Breton decía en “El surrealismo y la pintura”, que el arte no es representación sino comunicaciónvital directa del individuo con el todo. Ese objeto social, que lleva laimpronta de todos los elementos que lo han influido, que han ayudado amoldearlo desde su nacimiento, le pertenece sólo parcialmente ya que será lamisma sociedad quien determine su destino final.
La obra de arte, entonces, resulta de la confluenciade factores íntimamente vinculados con la problemática social. A lasubjetividad y la experimentación creativa del autor, habrá que sumarle elefecto de un contexto más o menos determinante, sus conflictos, la historia individualy colectiva, las técnicas, las tradiciones, los criterios estéticos, los materialesdisponibles, el objetivo que trasciende la obra, el tiempo y lugar social, elpúblico. Va de suyo que los valores espirituales del arte, la estética, la calidad,jamás podrán ser interpretados por la ciencia, preocupada por fenómenosconcretos y no por abstracciones imposibles de ser descriptas.
Para concluir citaré un pasaje del discurso pronunciadopor el poeta Juan Gelman, con motivo de recibir el Premio Cervantes 2008.
“Y es algo verdaderamente admirable en estos tiemposmezquinos, estos tiempos de penuria, como los calificaba Hölderin preguntándosepara qué poetas. ¿Qué hubiera dicho hoy, en un mundo en el que cada tressegundos y medio un niño menor de cinco años muere de enfermedades curables, dehambre, de pobreza? Me pregunto cuántos habrán fallecido desde que comencé adecir estas palabras. Pero ahí está la poesía: de pie contra la muerte”.
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